miércoles, 2 de mayo de 2012

Yo y mi odio por los cumpleaños


Pues nada. Que hace ya más de una semana fue mi cumpleaños. Y pues si me siguen en tuíter, saben que los odio.


No puedo definir mi formación como "anti yanqui" o anti nada. Ahora que lo pienso, en mi casa nos formaron para la pluralidad y el respeto. Jamás llegué yo a oír ni un "gringo". Eran siempre llamados "estadounidenses". Los chinos eran chinos y no "chinitos". Los negros, negros. Nada de "negritos". Y nosotros, mexicanos. Nada de "paisas", "mexas" o similares.

Creo, eso sí, nos formaron para identificar muy bien qué es nuestro y qué no. Mi mamá siempre pensó que crecer junto a un país poderoso era algo nocivo si no se encausaba bien.

En mi casa se fomentaron siempre las tradiciones mexicanas. Claro, el 99.9% de ellas, ligadas a la religión católica. No es como que me prohibieran ir al Halloween. Es como que me decían: "eso es onda de los vecinos de arriba. Lo tuyo es el altar a tu abuelo Bruno. Pero ve y diviértete".

Y así, en cada pequeña manifestación "de los vecinos", mi madre estaba bien al alba para recordarlo. La música, el idioma, las modas, la forma de vestir. Siempre decía: "eso es cosa de los vecinos de arriba".

Aquí podrá parecer que yo crecí escuchando el "Tilingo Lingo", "La Bamba" y "Carmen y la Cadenita". Pero no.
Me da mucho gusto cuando admito públicamente que yo soy autodidacta del Inglés. Que en mi casa jamás hubo dinero (o intenciones) de pagarme nada fuera de la formación del sistema público en el que estuve hasta la preparatoria. Yo aprendí Inglés por mi propio mérito, a través de las canciones de "Los Backstreet Boys", "Britney Spears", "Christina Aguilera"; "No Doubt", etc.
Nada "de los vecinos de arriba" estuvo nunca prohibido. Pero siempre era motivo de análisis a la hora de la cena, o en la plática durante el trayecto a algún lado. 
-"¿Qué es diferente en ellos?" preguntaba mi madre.
-"¿Es deseable para ti lo que ellos sustentan en su ropa, o en sus programas, tradiciones, música...?"

Y así, aprendí a nunca pensar que un gringo era mejor que nosotros por "ser güerito". Tampoco a pensar que su país era una mina inagotable de oro y que todos en Estados Unidos son ricos, guapos, felices y "chingones", sólo porque así lo quieren hacer ver en sus películas.

Siempre se nos hizo notar, que a través de su historia, la cooperación con el vecino, la participación ciudadana, un gran sentido de respeto a la ley y el trabajo comunitario, fueron claves en el desarrollo rápido y dinámico de esa nación. Al igual, que el consumismo, la falta de apego familiar, crecer desde joven solo, les ha generado "N" de problemas sociales, que hoy por hoy, los tienen medios muy socavados, solos, depresivos, adictos y una larga lista de etcéteras.

Y aquí entran los cumpleaños.
La comparación entre "el día de tu santo" en las mañanitas al "happy birthday to you".

No podemos negar que el catolicismo en México ha sido por siglos una gran herramienta de control. Así fue "importado". Ese era su fin.
Creo sin embargo, que expresa, desde un punto de vista tan objetivo como yo lo puedo tener, una profundidad muy deseable en un consciente colectivo.
Un santo, no es más, que una persona que vivió de modo que alcanzó la santidad. O sea, pues, alguien que hizo el bien a los demás. Un buen ciudadano. Un iluminado. Una persona de bien. 

Encomendar a un nuevo miembro de la sociedad a ese modelo, deseando que posea las mismas virtudes y que el día de su nacimiento, le sean recordadas, me parece hermoso.

Y eso es lo que se celebraba en México. El día de tu santo. NO los cumpleaños.

"Happy birthday to you" y las celebraciones americanizadas donde "It's all about you", me enferman. No las tolero. Me parece de lo más poco inteligente en esta vida, suplir un sentido de orientación de la vida misma a un afán edonista de: "es tu día, haz lo que quieras, junta a los que quieres, haz un fiesta. Gasta, consume. Es tu día, lo mereces".

Y así es como cada día que en las mañanitas dicen "hoy por ser tu cumpleaños", yo pierdo la fe en que un día seremos una nación odernada, justa, limpia y próspera. Seguimos cambiando lo que somos, por un pedazo de espejo.



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