Mi fiesta de fin de año de la academia para la que laboro fue apenas este fin de semana. La razón de la premura: Chris, un teacher de Blackpool, Inglaterra regresa este viernes a su terruño. Por dos años, fue el maestro más reservado. Fue el único de los muchos extranjeros que laboran ahí que jamás quiso aprender Español. Nunca tomó clases.
Yo tengo la política de hablar en Español a todos mis colegas porque viven aquí. Si no dominan el idioma, no es mi problema; por ende, no tuve una relación con Chris fuera de las juntas de planeación donde la lingua franca es el Inglés.
Ahí me di cuenta de lo profesional que era y cuánto amaba su trabajo. Pero esos breves contactos no mostraron jamás cuánto significaba de verdad para él ser profesor, hasta este sábado, cuando en plena cena navideña, tomó el micrófono y para sorpresa de todos, dio un discurso.
La pieza de oratoria, inteligente, bien planeada, divertida y emotiva, desnudó la transformación de un joven tímido, con cierta baja autoestima, quien depositaba su seguridad en conducir un auto deportivo y quien confiesa, temía enormemente al fracaso, en un hombre seguro de sí, pleno, consciente del valor de las "cosas pequeñas", como cuidar de alguien en la enfermedad, o eso de empeñar la palabra.
En México, él había aprendido a ser cuidado, valorado por quien era y a recibir invitaciones de los alumnos sin tener que soltar ni un centavo jamás, porque había sido invitado.
Estaba profundamente agradecido con la vida por su transformación, por la aventura y viaje de convertirse en un nuevo él, alguien para quien andar en camiones con nada más que su bolsa llena de libros y dinámicas al hombro, era más que suficente, porque era alguien nuevo y ciertamente mejor. Varias veces su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas. Varios de nosotros lo acompañamos desde nuestros lugares, tratando discretamente de que nadie más notara que llorábamos también.
No creo que nadie llorara porque fuera a extrañarle, él ni hablaba con nadie. Era más bien, una pasión compartida. Para mí, dar clases había significado tanto o más. Ese lugar privilegiado ante quien ignora y desea saber algo porque lo necesita, abre la puerta recibir el regalo más grande que yo he tenido la bendición de obtener: ser reconocida, aceptada, respetada y amada por alguien más.
Debería ser simple, todos debríamos tener eso desde que nacemos, pero para mí, dar clases me permitió conquistar por primera vez en mi vida ese espacio que nunca, ni en mi casa o familia,había tenido: respeto, admiración, aceptación.
Y eso, me había dado el valor para irme de mi casa, pagar una terapia para sanar mis relaciones, obtener un trabajo en una prestigidada universidad, cambiar de look y pasar de ser "la hermana perdedora de Cenicienta", (como me decía mi ex novio) a ser la mujer que nunca hace fila en el café o en el cajero, si los que me preceden son hombres.
Y mientras el vino tinto fluía, y todos nos veíamos con esa complicidad de saber por qué llorábamos mientras Chris desnudaba su alma, pensé en nuestros policías y granaderos mexicanos.
¿Qué significa para un mexicano que por decisión o por falta de otra opción se une a nuestra "fuerza pública"? ¿Qué transformación sufre? ¿Qué encuentra a lo largo de su paso por la academia de policía? ¿Qué encuentra al final de ese viaje?
Creo que todos recordamos el caso de las "Ladies de Polanco" ¿Cuántos casos del estilo enfrentan nuestros policías todos los días, sin la suerte de que se capte en una cámara?
En el marco del 1 de Diciembre, donde se ha probado, se hicieron detenciones arbitrarias, hubo casos "de abuso de la fuerza".... ¿hasta dónde está golpeando a los manifestantes "la fuerza del Estado"; y hasta dónde son Luis, Paco, Alejandro, Pepe, Toño, los que están enfrentando a una masa de personas enojadas lanzando piedras, insultos y consignas de las que ellos, muy probablemente no tengan idea?
Como sociedad, como nación, como Estado... ¿qué hemos hecho de la tarea del guardar el orden público? ¿Representa esta labor, además de un modus vivendi el viaje que para Chris y para mí ha representado ser profesores de Inglés?
Más allá de las remuneraciones económicas, porque ser probesor no es una mina de recursos monetarios, como bien lo dice Carlos Kasuga, el sueldo moral de la labor de policía, de un granadero, de un soldado ... ¿cuál es?
Me parece, que es buen momento de plantear un esquema de entrenamiento y formación para nuestros cuerpos de seguridad. Pienso que el día que personas plenas, felices y satisfechas de su labor enfrenten manifestantes, la violencia y el abuso podrían disminuir, en una de esas... desaparecer.
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