viernes, 18 de julio de 2014
Puto el que lo lea... pd: tu hermana es bien puta
Llego, como siempre tarde al debate de ideas. No sólo porque estaba muy ocupada viendo el mundial, si no porque tantas plumas se tiraron a escribir sobre la controversia del "puto" que era aquello un batido más manosea'o que nada y pues ewww, así no provoca escribir.
Hubo textos de todos colores y sabores... al final de todos yo siempre pensaba " ¿y qué con el 'puta'?"
Cada texto que intentaba crear conciencia sobre cómo sí hay homofobia detrás del terminajo con alguna historia por demás personal y conmovedora yo recordaba la infinidad de veces que como adolescente sufrí de acoso en el transporte público, en la calle, en la escuela e incluso en mi familia por una simple razón: son mujer y tampoco se me va a quitar.
"Karla de 6to. A es bien puta" escrito en el baño de la escuela. Creo que ahí fue la primera vez que entendí cuánto daño hacen las palabras hechas rumor y plasmadas con un Sharpie en una puerta de lámina. El único crimen de Karla de 6A era haberse besado con el galán de 6to.B. Besar en los labios a los once, casi doce años fue un delito que la tachó de "puta".... algo que tal vez nadie entendíamos a esa edad, pero que dolía, que causaba revuelo y que estoy segura, le tomó tiempo superarlo.
Después otro texto, de mi querida Sam ,donde por su aspecto de mujer que parece un hermoso muchachito, también recibió ataques.
Y después de tanto batido, de recordar las veces que algún novio adolescente me llamó "puta" por ser sociable y él celoso, las veces que yo misma me puse esa etiqueta después de una noche de copas, las veces que escuchamos:
"pareces vieja"... "a la verga, vámonos de putas"... "la puta que te parió"... "chúpale, no seas puto"... "te ves bien marimacha"... "te ves bien nena", "sonaste di-vi-na"..." y esos pantalones de puto ¿qué?"
y una interminable lista de expresiones con la intención de ofender usando el género, aspecto o preferencia sexual como insulto caí en la cuenta que no es el género o la orientación la verdadera causa de los conflictos que a veces nos agobian.
Los seres humanos disfrutamos lastimar a otro y siempre vamos a encontrar la parte que más le duela para lograrlo. En muchas ocasiones es el género, el aspecto... aquello que no está en nuestras manos controlar, que nos hace vulnerables y nos pone ahí, expuestos a ser lastimados.
Somos una sociedad que usa "puto" y "puta" como ofensas, pero también usamos la condición social, el lugar de nacimiento, el peso, el aspecto, el gusto por la moda, el código postal, la ocupación, el equipo de fútbol, la escuela de procedencia, el color de la piel, la preferencia política y hasta la elección de mascota para herir cuando así lo queremos.
¿Conciencia de género? ¿Más vagones separados en el metro?
Yo diría educación en respeto; en entendimiento del otro. Enseñarle a nuestros hijos a no herir por aquellas cosas que los demás de no eligen pero más importante, a no ser crueles, a respetar a otros pese a que sean diferentes, porque detrás de cada insulto hay una sociedad desigual, que choca, que confluye y que de manera que parece casi normal, es hiriente.
Tal vez una naciente cultura donde lo que da valor a las personas son sus ideas y su esfuerzo, sus actitudes, sus valores, sin importar si es:
puto, puta, prieto, naco, godínez, chairo, pobre, machorra, loquita, jotita, de Villacoapa, de Chapalita, de la Técnica 45, le va al América, le gusta Arjona, votó por Calderón o el Peje, es gordo, es esmirriado, es güero, es chaparro, tiene pelos de cepillo, parece mayita, parece oaxaco...
y la interminable lista de vocablos que no gritamos en estadios, pero que usamos casi a diario sin que la FIFA se entere.
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